La primera actividad programada de la escuela es un curso de iniciación al árabe para vecinos de Amposta, de tres horas semanales, y que se inició el día 11 de octubre. Esta oferta no existe en ninguna otra institución de las Tierras del Ebro, y pensamos que es una buena manera de, además de fomentar la diversidad, poner en valor las competencias  -en este caso lingüísticas- de las personas inmigradas, poniéndolas al servicio de toda la comunidad.

Esta primera edición cuenta con diez alumnos matriculados en este módulo de iniciación al árabe, de edades comprendidas entre los 25 y 64 años. El curso, según informa el equipo pedagógico del mismo, está diseñado para que a la finalización de este los alumnos tengan un cierto conocimiento de estructuras orales rudimentarias, se hayan familiarizado con la pronunciación, y sobre todo, estén en condiciones de leer y escribir en el alfabeto árabe.

Además de la lengua, se quieren introducir otros aspectos socioculturales relacionados con el mundo árabe, incluyendo así dentro del programa actividades culturales, como por ejemplo, una visita en la biblioteca para consultar el catálogo de bibliografía disponible en árabe, un pequeño ciclo de cine relacionado con el mundo árabe, vivir de cerca la fiesta del cordero, visitar la mezquita, o practicar los conocimientos adquiridos alrededor de una mesa de un restaurante halal, o de una tetería.

La próxima semana está previsto presentar el curso de iniciación al rumano, que cuenta también con 10 alumnos preinscritos, y que está diseñado en la misma línea introductoria. Y de cara en noviembre, se hará bien un curso intensivo de urdú o de Hindi.

L’escola de llengües i cultures de les Terres de l’Ebre, además de estos idiomas, realiza cursos también de wòlof, Penjabi, Hindi, francés e inglés, para el público en general, y de castellano y catalán para extranjeros. Este otoño, aparte de la sede de Amposta, la escuela quiere activar también una sede en Tortosa.

El recibimiento de este proyecto ha sido muy entusiasta, y estamos seguros contribuirá a crear puentes entre culturas, pero teniendo como embajadores del mundo árabe o rumano, no sólo a los inmigrantes, sino a cualquier vecino con ganas de aprender.